La mayor parte de experiencias que tenemos a lo largo de nuestra vida, están condicionadas por el estado de consciencia que tenemos de nosotros mismos.
Es por eso que solo vemos y experimentamos aquello que somos como nos explica la ley del espejo.
De ahí que cuando ante una situación tendemos a sentirnos desconfiados o inseguros siendo vivida esa misma experiencia por otra persona con total indiferencia, sólo estamos reflejando nuestro grado de engaño hacia nosotros mismos. (Lo que es dentro es afuera)
La suma de las reacciones que tenemos ante los sucesos de nuestra vida están demarcando ese estado al cual, irracionalmente, estamos enlazados, nuestra consciencia.
Pero, no se trata tanto de evitar esas reacciones, ya que no podemos controlarlas al estar condicionadas por nuestro inconsciente sino de entrenar nuestra atención para detectar e identificar desde una actitud acrítica los estados interiores.
Para conseguir identificar nuestras reacciones, el primer paso que tenemos que dar es la autobservación de nuestros pensamientos siendo cuidadosos cuando estamos dentro de nosotros mismos.
La mayor parte de nosotros nos encontramos, que cuando realizamos esta autobservación lo que descubrimos, es un yo muy diferente a lo que creemos que somos o decimos ser de nosotros mismos.
Este es un valioso hallazgo, aunque no fácil de sostener racionalmente produciéndonos bloqueos o malestar (Estos periodos de bloqueos o malestar son explicados en las Transiciones vitales (1)).
Es este yo, sorprendentemente, el que primero debemos aceptar antes de intentar ningún cambio.
Son los estados interiores, aquellos pensamientos que dedicamos la mayor parte de nuestro día, así como los sentimientos con los que nos identificamos, lo primero que tenemos que conocer.
Para poder realizar el siguiente paso fundamental que es determinar qué es lo que deseamos alcanzar, qué aspectos de nuestra experiencia son los que queremos cambiar no sin antes definir el objetivo que deseamos alcanzar.
Este paso fundamental se pone en juego gracias al tercer paso que es el desapego. El desapego en este caso lo entendemos como el separarnos de las reacciones que hemos estado poniendo en marcha hasta ahora ante las distintas situaciones de la vida y que hemos delimitado más arriba para poder producir ese movimiento que deseamos alcanzar.
Como sabes muy bien, al principio sentimos gran frustración puesto que tenemos la sensación de no poder separarnos de esos estados internos indeseables ya que hemos tomado cada una de estas reacciones como algo natural ante los acontecimientos externos permaneciendo identificados a ellos.
Pero estos estados internos (pensamientos, sentimientos, reacciones) son solo esos estados de consciencia que mencionaba al principio y de los cuales es posible separarnos gracias a la práctica de definir un objetivo y percibirnos a nosotros mismos desde este objetivo ya alcanzado (como nos explica Goddard).
Para conseguir el cambio interior que estamos buscando tenemos que producir un movimiento desde el desapego del estado indeseado al apego e identificación de la situación o estado que queremos conseguir ó cambiar a través de la entrega convencida a aquello que deseas alcanzar.
Separarnos de nuestros pensamientos negativos en medio de cualquier situación externa que estemos viviendo.
No podemos experimentar ningún cambio (exterior)a menos que tomemos firme determinación y nos separemos de las reacciones (internas) que tenemos en las experiencias presentes (externas) para identificarnos con el objetivo que deseamos alcanzar (internas).
Te dejo este audio para que pongas en práctica nuestra primera herramienta de autoobservación que desde mindfulness se nos proporciona,
Puedes pinchar aquí para escuchar el audio: Estados mentales
Muchas gracias.
María del Amparo Hoyo Serrano
Psicóloga sanitaria
Instructora de Mindfulness
Si deseas una consulta, puedes ponerte en contacto al 696772450